Con el calor de este verano, incluso nuestros aparatos electrónicos, objetos que llevamos con nosotros a todas partes, sufren daños. Por ejemplo, si un teléfono moderno se deja mucho tiempo al calor, o a la luz directa del sol, se estropea, y no se puede utilizar hasta que baja la temperatura.
Algunas personas también temen que las altas temperaturas puedan hacer explotar la batería de los móviles que tenemos en las manos. Esto, como explica un profesor del Politécnico de Milán, una de las mejores escuelas técnicas del mundo, no puede ocurrir.
Sin embargo, es innegable que el calor y la exposición directa al sol causan daños, aunque no sean "letales", en nuestros dispositivos.
Con el calor de este verano, incluso nuestros aparatos electrónicos, objetos que llevamos con nosotros a todas partes, sufren daños. Por ejemplo, si un teléfono moderno se deja mucho tiempo al calor, o a la luz directa del sol, se estropea, y no se puede utilizar hasta que baja la temperatura. Algunas personas también temen que las altas temperaturas puedan hacer explotar la batería de los móviles que tenemos en las manos. Esto, como explica un profesor del Politécnico de Milán, una de las mejores escuelas técnicas del mundo, no puede ocurrir, pero el calor sí envejece prematuramente la batería y sus componentes.
Luigi Piegari, profesor de convertidores, máquinas y accionamientos eléctricos en el Politécnico de Milán, habló de este tema, muy querido por los jóvenes y no sólo, y fue recogido por la edición digital de "SkyTG24".
Si hasta hace unos años se oía alguna que otra noticia sobre la explosión de un aparato electrónico por exceso de calor, hoy es algo que ya no puede ocurrir porque, según el profesor, los smartphones en particular llevan incorporado un sistema de autoprotección que los apaga automáticamente, evitando así el riesgo de un estallido repentino.
Este tipo de baterías se utilizan ahora en todos los dispositivos que tenemos hoy en día, desde iPhones a tabletas y PC. El riesgo de "explosión", a día de hoy, solo se mantiene en caso de "choques mecánicos" o de temperaturas superiores a 95 °C, lo que realmente no es posible (en este caso hablamos de "desbocamiento térmico").
En cambio, se ha demostrado que el calor que tienen que soportar los dispositivos envejece la batería y los componentes. El profesor habla de la ley de Arrhenius: el envejecimiento se duplica aproximadamente cada 10 grados. Así, si un dispositivo se somete a temperaturas de 50 grados durante siete días consecutivos, es lo mismo que si se hubiera utilizado durante dos meses.
Si notamos que el aparato está caliente, significa que ha superado los 37°C, que es nuestra temperatura corporal. Además, si notamos que el dispositivo se ralentiza mucho o funciona de forma extraña, es probable que esté demasiado caliente en ese momento, por lo que es mejor no utilizarlo. También hay que evitar dejarlo a la luz directa del sol. Si estás en la playa, es mejor meterlo dentro de una funda protectora y dejarlo bajo una sombrilla o en la mochila, siempre a la sombra.